Vaticinio de una primavera tardía en tiempo, pero apresurada en sentir, que se acerca en modo de poesías clandestinas, se entremezcla con el brillo sutil unas pupilas agridulces, se transporta en ese perfume bañado de miel y tabaco, se tiñe de esperanza y danza de la mano de los pensamientos más altruistas e inimaginables que el sentir humano pueda percibir.
Margaritas en el aire, soneto estacional que herrumbra y añeja todo mal presagio y mal sentir.
Hoy es momento de detenernos, de dejarnos llevar por las miradas, por el balanceo de los abedules, por el cielo y sus colores violáceos.
Sinfonía de gorjeos lejanos que acompañan la calma de estos días de paz, transformándola en moralejas eruditas, sorteando prosas que emanan cual si fueran agua corriente en alguna fuente de cristal.
El horizonte ingente, carente de pesares y ambivalencia, pulcro, sano, que bordea lo ornamental para sumirse en lo onírico, viste el lago con su manto de colores y despoja al cielo de calidez, mientras el sol se posa a los pies de la inmensidad.
Vasta y apreciable solitud para el ojo ordinario, que mi alma convierte en un consorcio de emociones novelescas, logrando empujar las comisuras de mis labios hacia un norte tan perfecto, buscando cerrar el paisaje en un instante, al roce de su boca lisa y amplia.
♥ ƞαττ